Hoy nos gustaría compartir un pequeño artículo que escribió Rafael Saravia para el Diario de León, donde expresa que es posible un mañana donde exista la alternativa al sitema que hoy nos puede y nos hunde.
RAFAEL SARAVIA 13/03/2013
Hoy
es un buen día de víspera. Uno de esos días en el que un hombre puede
mirar al mañana con esperanza. Mañana siempre ha de ser un motivo para
la lucha, para la mejora. Hoy, trece de marzo, miro al mañana con la
complicidad del que celebra grandes efemérides que ayudan a no perder
horizontes esperanzadores. Mañana… Mañana será catorce de marzo; Un
catorce de marzo murió un hombre que constituyó una afrenta verdadera
contra un sistema que hoy nos puede y nos hunde. Fue de los pocos
pensadores e intelectuales que dio una alternativa a ese mal que él
mismo llamó «dictadura de la burguesía». Hablo de Karl Marx; un hombre
que entendió ya en el siglo diecinueve que el poder de un pueblo ha de
ser gestionado por el mismo pueblo. Tal vez no sea el sistema perfecto
aquel que proponía Marx (tal vez sí y figuras como Stalin o Mao
desfiguraron las pretensiones verdaderas de ese socialismo del que
teorizó en vida Karl Marx), no obstante, fue una bocanada de luz para
aquellos que no eran capaces de imaginar una alternativa al pensamiento
imperante. Y a eso debemos agarrarnos, a ser conscientes de que cuando
sólo existe una opción, la libertad se resiente.
Un catorce de
marzo (me sigo agarrando a esa esperanza del mañana), nació un hombre
que imaginó una alternativa social y supo dónde estaba el problema a
erradicar.
Pero la esperanza no se alimenta sola, lo hace de
conciencias críticas y librepensadores, esos que siempre defendió este
hombre, este intelectual que de manera clarividente sentenció hace
décadas: «La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como
existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal». Un judío que
pudo huir del nazismo; un hombre de la talla de Albert Einstein.
Acaba
de morir Hugo Chávez; un hombre que independientemente de los juicios
de valor que cada cual se pueda formar, otorgó a su pueblo, Venezuela,
en su mandato, unos índices de educación y sanidad que nunca conocieron.
Medios internacionales como la Fundación Carter o Naciones Unidas lo
avalan. La idea es esa; plantear que otras opciones son factibles, que
existe un mañana por celebrar si se mira a ciertos actos y personas del
ayer que nos guiaron. Saber que si ponemos algo más que fe, nuestra
sociedad avanza. Quitar, recortar o degradar no es la solución. Ya lo
dijo en su día Alexandr Solzhenitsyn: «Tendrás el poder sobre las
personas siempre que les des alguna cosa, pero si a un hombre se lo
quitas todo, ya no estará bajo tu poder». Algunos ofrecieron educación y
sanidad… y con eso, algunos, ganaron elecciones tras elecciones. Tal
vez el ejemplo del ayer, el buen ejemplo, pueda servir de modelo para un
futuro que mejore lo bueno y depure los malos flecos que generan
controversia. Hoy es trece, mañana celebraremos que hay un futuro
después del hoy. Hagámoslo mejor.