jueves, 5 de septiembre de 2013

Decrecimiento

   Compartimos con todos vosotros/as un artículo de Rafael Saravia publicado en el Diario de León, el autor induce a una reflexión sobre el sistema capitalista y la explotación laboral que hoy día sufre la clase trabajadora de este país. Como ya venimos repitiendo, al Gobierno de la Nación no le interesa la creación de empleo, prefieren tener un ejército de parados que vendan su fuerza de trabajo por una miseria, porque estos parados necesitan recursos económicos para subsistir. Este ejército de parados sirve a la vez al empresario para amedrentar a los trabajadores en activo arrebatándoles a éstos sus derechos con la amenaza del despido.

   Necesitamos un cambio de modelo político-económico-social, construirlo con la participación ciudadana como pilares básicos y fundamentales, y con la economía al servicio de los ciudadanos/as y de la mayoría social. Cada vez son más las voces que se unen a esta corriente de cambio y reflexionan en este sentido, una muestra de ello es el artículo de Rafael Saravia: 

   Me levanto con el escozor en la punta de la rabia. Me levanto con esa mala leche que le queda a uno después de haberse acostado leyendo una noticia que escuece y preocupa más de lo que parece. La noticia, leída de mala manera, nos da un dato halagüeño, la bajada del paro en estos meses. La noticia, leída de manera real, con sus notas y todas sus letras, nos deja un escalofriante dato: la explotación laboral crece como hacía años que no se veía.

   Los datos son alarmantes, jornadas de 12 horas diarias para sueldos de 500 euros al mes. Y no hablamos de uno ni de dos casos aislados... Hablamos de prácticas comunes en grandes empresas, teniendo hasta un tercio de la plantilla contratada como becarios con jornadas maratonianas y sueldos irrisorios.
Uno se retorna a épocas muy dudosas, hace 50 años la jornada laboral media era de 48 horas semanales, hace 40 años bajó a 44 y no hace tanto era habitual las jornadas de 35-40 horas semanales. Hoy en día, asistimos a la fuerza del todopoderoso mercado, a la amenaza del dato escalofriante de los cinco millones de parados para, con el miedo repleto y el plato vacío, asumir lo que nos echen. Si nos amparamos en las propias leyes de los mercados, la solución a esta sinrazón nos la da un intelectual de primer orden que lleva luchando años en pro del beneficio social y en contra de la hecatombe que el ser humano está provocando en este planeta en los últimos dos siglos. Este hombre, el profesor Serge Latouche, nos da la clave: trabajar menos para ganar más. Cuestión de oferta y demanda... el hecho de trabajar tanto por tan poco lo que hace es tirar el precio del trabajo. Si trabajas más, incrementas la oferta de trabajo, y como la demanda no aumenta, los salarios bajan. Cuanto más se trabaja más se hace descender los salarios. Esta ecuación es fácil plantearla pero muy difícil imponerla sin un marco jurídico y legal que imponga a las grandes empresas unos límites a favor del desarrollo social. Hace falta voluntad política para la mejora, sin duda.

   Pero la teoría que defiende Latouche va más allá, y es una más que racional propuesta de limitación del consumo incontrolado. Decrecer, en el sentido más ecosocial de la palabra. En su libro La sociedad de la abundancia frugal, editado por Icaria, nos dice que hay que aspirar a una mejor calidad de vida y no a un crecimiento ilimitado del producto interior bruto.

   El Decrecimiento no es una alternativa en sí misma, nos dice el profesor Serge... pero sí es un germen ideológico de hacia donde deben ir unas propuestas que suplanten a las actuales normas sociales que se rigen por el consumismo desmesurado dentro de un capitalismo que hace aguas por todas partes.
Decrecer, replantearse hacia dónde y cómo queremos avanzar, no es algo malo. Ir para atrás para recorrer el camino con mayor calidad social y vital es, tal vez, un paso a favor de la vida y el bienestar común. Tal vez, decrecer, sea evolucionar




 

1 comentario:

  1. Muy acertado el articulo de Rafael Saravia.Para que se dé la situación de explotación a la que se somete a la clase trabajadora sin que esta reaccione y proponga una alternativa revolucionaria,ademas del miedo al paro a pasar penurias economicas y a veces a situaciones de verdadera hambre,el estado capitalista cuenta con los medios necesarios para que la ciudadania,los trabajadores acepten el discurso alienante de ese estado explotador.
    Todas y cada una de la leyes que el gobierno filo fascista del pp ha promulgado están cargadas de ideologia,una ideologia neoliberal,neocon que elimina de hecho todos los derechos conquistados por la clase trabajadora a lo largo de muchos años de lucha obrera.
    Los medios afines a la derecha presentan estas leyes (votadas en el parlamento)como legitimas,democraticas y las unicas capaces de sacar a España de la crisis.La gran mentira es que la clase trabajadora será mas empobrecida,aunque para ellos los poseedores del capital, la crisis y su salida sea un gran negocio.
    Si los trabajadores,los ciudadanos no toman conciencia de esta grave situación,cada dia que pase,cada año que pase veran como sus sueldos,sus pensiones,sus derechos ciudadanos,su esperanza en el futuro de ellos y de sus hijos irá menguando paulatinamente y acabarán convertidos en meros vasallos de un neofeudalismo que nada quiere saber de derechos,de ciudadania,de democracia.

    Hay que contestar a su ofensiva mediatica neoliberal con una contraofensiva de los trabajadores donde se planteen alternativas y se ponga en evidencia este atropello filofascista.

    Espero que en las proximas elecciones los trabajadores,los ciudadanos en general hayan tomado buena nota de todas estas politicas desarrolladas en estos ultimos años y voten en consecuencia,voten en contra del neoliberalismo,en contra de este neofeudalismo que nos quiere convertir en vasallos.

    Yo votaré a IU.

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